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Pintor español conocido por sus cuadros religiosos y escenas de la vida monástica en la época del Barroco y de la Contrarreforma.
Su estilo tenebrista y fuertes tonalidades oscuras se armonizaban con la lucha religiosa y espiritual del siglo XVII. Por eso gustaba a los refinados espíritus de los nobles y sobre todo al austero pueblo llano. Ahí radico su popularidad, además de la ingente producción que salió de su genio creador.
Esos tono serio se hicieron en sus pinceles compatibles con la piedad, la mística, el realismo, la ternura en los detalles, las profundidad en los misterios y en los diseños, la mentalidad en las figuras y el apasionamiento en los gestos reflejados sobre todo en los rostros
Era de Extremadura, nacido en Fuente de Cantos (Badajoz). Fue aprendiz en el taller sevillano de Pedro Díaz Villanueva, pintor de imágenes piadosas. Luego hizo su taller en Llerena. En 1629 se trasladó a Sevilla donde quedó por 30 años. En 1634 fue a Madrid para pintar la serie mitológica de Los trabajos de Hércules y cuadros de batallas para el palacio del Buen Retiro. Volvió a Sevilla en 1640 y multiplicó sus obras para Felipe IV. En 1658 fue de nuevo a Madrid, donde tuvo dificultades económicas hasta que murió en la pobreza en 1664.
Las obras maravillosas de Zurbarán fueron numerosas, desde la "Inmaculada Concepción" de 1616, cuando tenía 18 años, hasta las más impresionantes: Cristo crucificado", "La apoteosis de santo Tomás de Aquino", "Santa Casilda", "Santa Margarita", y otros muchos.
Sus imágenes religiosas, los retablos y los lienzos para conventos llenaron su vida, su tiempo y su inspiración. En el Colegio Franciscano de Sevilla dejo su colección de las "Historias de san Buenaventura". Para los Mercedarios de Sevilla perfiló las "Visiones de san Pedro".
Para los cartujos pintó "San Hugo en el refectorio de los cartujos" y "Fray Gonzalo de Illescas" y " el "Beato Juan de Hougton". Para el monasterio de Guadalupe concibió las maravillas sobre "La vida de S. Jerónimo" que todavía adornan la sobria fábrica de los claustros y salas del monasterio.
También pintó cuadros no religiosos: retratos como el del "Conde de Torrelaguna", cuadros históricos como el "Socorro de Cádiz", bodegones, paisajes y escenas populares.
Es increíble que un hombre de tal creatividad y fecundidad terminara en la mayor pobreza, cuando en tantos lugares iba dejando el producto de sus interminables horas de trabajo y sobre todo los destellos de su genio sereno y cautivador
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